RESEÑA “CAPULLITO DE ALHELÍ” DE ARMANDO HOLZER



Esta obra infantil escrita por Armando Holzer (Caracas, 1958) en 1993, es un texto dedicado al recuerdo y una oda a los refranes y dichos venezolanos. Es un texto bastante localista que a pesar de estar muy definido por lo venezolano, habla de una situación que a muchos les ha tocado vivir: El crecimiento y desarrollo de las ciudades, frente al recuerdo y la defensa de la tradición de pequeños poblados.

Capullito de Alhelí se encuentra en la colección “40 autores en busca de un niño. Antología de la dramaturgia infantil venezolana” recopilada y editada por Armando Caria. La pieza está ubicada en el cuarto tomo y abraca unas 28 páginas. Es una obra compuesta por dos actos, contiene 24 personajes y tres voces.

El texto inicia con un discurso dado por Carlucho, mientras se hace la colocación de la primera piedra para la construcción del tramo Muñingal- Los Jardines de la intercomunal de El Valle, una amplia y poblada comunidad de Caracas, Venezuela. Con un juego de luces, el autor da paso a una escena paralela que está sucediendo en una casa de la parroquia nombrada. En este espacio nos encontramos con la Abuela Carmen y su nieto Tadeo, quien escucha en la radio la trasmisión del discurso dado por Carlucho. Aquí nos enteramos que Carlucho es yerno de la abuela Carmene, pues es novio de su hija Priscila. La Abuela se muestra disgustada por lo que escucha en la radio, pues no entiende como Carlucho quiere enterrar bajo toneladas de concreto el lugar donde nació y creció. Luego aparece la Voz en off de Tadeo adulto, quien nos guiará por la obra mostrandola como un recuerdo de su infancia y los momentos felices que vivió en aquel lugar.


En la siguiente escena, vemos a Tadeo niño, Remolacha que es un amigo de Tadeo y a Cripín, quien es el dueño del cine local. Los tres juegan a las sombras chinescas, donde uno hace la figura y los otros tienen que adivinar que es. Mientras juegan llega Aurorita una niña que comparte con Tadeo y Remolacha las aventuras infantiles del pueblo. Luego de jugar un rato más, Crispín le pide a los chicos que lo dejen solo, pues necesita terminar de recoger las cosas que le faltan, ya que por la presión de los constructores de la intercomunal, va a vender el cine para irse y continuar su vida en otro lugar. Los niños antes de abandonar el cine le piden que los deje ver una película para adultos que Crispín va a proyectar como despedida.


"Todos: ¿Podemos venir esta noche?

Crispín: No, porque no es para niños… es de Chinos.

Remolacha: ¿De chinos en pelota?

Aurorita: (Alarmada) Ay qué grosería… ¡Remolacha!

Crispín: No, de chinos. De Kung Fu, de peleadera. “Los dragones de Shaolín” así se llama.

Los Niños: Crispín, chico, no seas fú… ¡Por una solita vez!

Crispín: Está bien, yo los meto escondidos; pero con la condición de que no anden después repitiendo en la calle lo que ven allí, y que los tres se hagan amigos. ¿Estamos? ¡Juramento indio!"


Un poco más adelante llegaran Lima Torre, Pui-Pui y Carlucho con la intención de comprar la casa de la Abuela Carmen para continuar la construcción de la vía, pero ésta de inmediato los rechaza alborotando a la gente, quien también se niega a vender sus propiedades. Los hombres, muy molestos, salen del lugar con las tablas en la cabeza, pero en una reunión aparte de los tres malvados, Lima Torre, quien es el cabecilla de la banda, se le ocurre un plan que los ayudará a que los vecinos de Ell Valle vendan sus casas.

En la siguiente escena vemos a Carlucho diciendo que el ya no trabaja para Lima Torre y pidiendo la mano de Pricila a la Abuela Carmen. Estos dos se casan, pero durante el matrimonio se escucha el sonido de los tractores y alguien informa que han tumbado una fábrica de chocolate que quedaba en el lugar, además de correrse la voz de la aparición de unos vampiros en el pueblo. Los vampiros, que de pronto aparecen en el sector, asustan a la gente y  estos por miedo comienzan a vender sus propiedades a quienes quieren construir la intercomunal. Por este motivo, la Abuela Carmen se va quedando sola en el lugar, con unos pocos vecinos que se reúsan a vender sus propiedades, pero más adelante, hacia el final de la obra, descubriremos que no todo es lo que parece y que aunque hay cosas que se creen indetenibles, siempre se puede resistir.




Capullito de Alhelí es un texto que habla de cómo el “progreso” a sepultado años de historia y tradiciones bajo enormes cantidades de concreto y más en estos jóvenes países latinoamericanos que han tenido que pasar de la niñez a la adultez de manera muy rápida. Habla de no olvidar y de perder el miedo a enfrentarnos con lo que no estamos de acuerdo. Es un texto para niños donde los adultos encontraremos un manantial de recuerdos y reflexiones que nos invitan a repensar nuestro presente. Muy recomendado.


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